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La periodoncia es un tratamiento para curar o mejorar algunas enfermedades que afectan al periodonto, es decir, es una especialidad de la Odontología centrada en el cuidado de los tejidos blandos (encías) y del hueso maxilar, que sirven de anclaje a las piezas dentales.
Como tratamiento, la periodoncia se lleva a cabo de diferentes maneras, dependiendo del grado de avance de la enfermedad de las encías a tratar. En todos los casos, busca revertir el daño o restablecer la máxima cantidad de tejidos destruidos posible en infecciones de origen bacteriano que afectan a las encías y, de no atajarse a tiempo, al hueso.
Hablamos de gingivitis, causada por acumulación de sarro o por una infección transitoria debida a un tipo de estreptococo, pero también de bolsas periodontales y de lo que antes solíamos llamar piorrea (una periodontitis en fase media o avanzada).
Para explicar con claridad en qué consiste un tratamiento de periodoncia, conviene partir de las cuatro fases que puede presentar una encía cuando hablamos de enfermedades causadas por bacterias y/o acumulaciones de sarro.
La encía sana es de color rosado claro o medio, no suele ni presenta zonas con un volumen especialmente elevado y, al contrario de lo que muchos piensan, puede sufrir un ligero sangrado si nos cepillamos los dientes ejerciendo demasiada presión.
Los alimentos muy ácidos y los que consumimos muy calientes pueden ser responsables de una inflamación instantánea, que remite en un rato y no debe confundirse con la gingivitis. De todas formas, ambos tipos de alimentos descienden las defensas naturales de la mucosa que recubre las encías, por lo que es mejor no abusar de los muy ácidos y consumir las cosas del tiempo o templadas.
Aunque el término se refiere a cualquier inflamación de las encías, al hablar de gingivitis y tratamiento de periodoncia nos referimos a las encías rojas y que sangran con facilidad. Se trata de un problema de origen bacteriano y/o debido a la acumulación de sarro, que a su vez se origina de restos de bacterias que habitan de manera natural en nuestra boca.
Existen diferentes niveles de gingivitis, y no está muy clara la diferencia entre una gingivitis avanzada y una periodontitis en estado inicial o leve.
Cuando vemos que la gingivitis parece poco importante, los odontólogos elegimos a veces recetar una serie de colutorios y dentífricos durante unos días, para ver la evolución. Cuando dicha evolución no es favorable o nada más detectar gingivitis en pacientes presenta alguna condición que le obligue a tener especial cuidado con las infecciones, solemos prescribir un antibiótico para tomar unos días, acompañado de las medidas de higiene y el uso de colutorios antisépticos.
Además, siempre que veamos depósitos de sarro, recomendaremos una limpieza dental. Por lo general, podemos esperar unos días para que las encías se encuentren menos inflamadas y molestas.
Los daños ocasionados en las encías por la gingivitis son completamente reversibles, a condición de comenzar el tratamiento y comprobar que se ha resuelto el problema.
En las periodontitis moderadas hay bolsas periodontales en toda la encía o en una parte. Estas bolsas son volúmenes engrosados por la inflamación y pueden ser dolorosas o no. Vistos desde fuera parecen quistes o flemones, aunque no lo son, por lo que precisan un tratamiento diferente.
Ante periodontitis moderada procedemos como en el caso de la gingivitis, con la prescripción de antibioterapia, y realizamos una limpieza de boca más profunda. Hablamos de raspado y alisado radicular, un procedimiento por el que nos adentramos unos milímetros bajo la línea de la encía, para eliminar depósitos de sarro que se han ido infiltrando y permitir que la encía, una vez recuperada, vuelva a adherirse completamente al diente.
En algunos casos, periodontitis moderadas causan ligeras pérdidas de tejido óseo y se detectan con una radiografía. Cuando el anclaje del diente no se ve comprometido, se puede dejar en observación.
En la periodontitis severa al menos un tercio del tejido óseo del maxilar implicado en el anclaje del diente resulta destruido. Las piezas de la zona afectada pueden moverse o llegar a caerse y la encía se ve muy retraída. En ocasiones, para tratar la periodontitis severa hace falta extraer las piezas e implantes que no hayan caído por sí solos.
El tratamiento de la periodontitis severa combina antibióticos más potentes que en los casos de gingivitis con procedimientos quirúrgicos encaminados a lograr recuperar la máxima cantidad posible de tejido periodontal y óseo.
En el caso del tejido óseo, se pueden realizar injertos y suelen dar buenos resultados. Para recuperar el tejido blando, tu odontólogo puede recurrir a una cirugía de colgajos, a un injerto extraído de tu propio paladar o de la zona posterior, donde en su día debieron estar las muelas cordales (las del juicio). También se puede utilizar unas mallas especiales como soporte y guía para que el nuevo tejido vaya creciendo en la dirección deseada.
En cualquier caso, el tratamiento de la periodontitis severa es largo y no podemos garantizar a priori la conservación de las piezas dentales y los implantes de la zona afectada.
Las infecciones bacterianas en la boca, como la gingivitis, pueden pasar al torrente sanguíneo y, con él, alcanzar otros órganos, como el corazón. También existe riesgo de septicemia.
Pero, aunque hoy en día estos casos se dan solo en pacientes que van dejando el problema sin consultar ni tratar, las enfermedades periodontales pueden tener un avance tan rápido como para encontrarte con una periodontitis moderada casi sin darte cuenta.
A mayor avance de la enfermedad, menos probable es la recuperación completa y mayor es el riesgo de perder piezas, incluso cuando se ha comenzado con los tratamientos conservadores (antibióticos de amplio espectro y soluciones con clorhexidina).
La reconstrucción será siempre más fácil cuando el daño a reparar sea pequeño. Una vez que te hayas curado, te será más sencillo mantener una correcta higiene dental cuando hemos podido cortar la periodontitis antes de que cause daños importantes.
La periodoncia es una rama de la Odontología y un grupo de tratamientos encaminados a curar el tejido blando y el óseo del periodonto frente a infecciones bacterianas. Estas infecciones, si no se tratan a tiempo, pueden llegar a ser sistémicas y ponen en compromiso la conservación de tu dentadura y de los implantes dentales que tengas en las zonas afectadas.